Cartas de Erwin P. Dieseldorff | Carta #28

Cobán, 9 de mayo de 1889

 

Tus queridas líneas del 2 de abril están hoy frente a mí. Cómo me alegré de que te está yendo bien y que estás de buen humor. No tienes que temer nada por mí de que me dé fiebre. Miramar no era febril; algo de calentura siempre le da a uno cuando uno se expone mucho tiempo al sol, pero eso se le pasa a uno más fácilmente que un catarro con nosotros; fiebre como en Brasil o en Panamá sólo hay en tierras muy bajas, por ejemplo, en Lívingston, Izabal o Panzós; pero no en Cobán.

El Doctor Sohle tiene mucha razón, que los puestos de voluntario no sirven para nada, sólo son invaluables cuando se quiere conocer rápidamente las condiciones de un país; eso se hace más fácilmente como voluntario, sin estar ligado por largo tiempo.

El viaje que planeas hacer a Italia puedes hacerlo el próximo año, cuando encuentres quien te acompañe. Y más tarde espero poder verte seguramente aquí, para enseñarte este país, eso espero poder arreglar cuando llegue a Europa en dos o tres años.

Willie ha tenido mucho éxito con sus máquinas de beneficio de café y pronto podrá expandir el negocio bastante; oigo que quieren instalar maquinaria bien grande para poder trabajar intensamente el próximo año.

Ayer retorné de mi expedición a Senahú, vía Cahabón, Lanquín y Chiacam. Hice un desvío de medio día, pero conocí muchas cosas nuevas. Cahabón está a un día de Senahú, a sólo 750 pies sobre el nivel del mar, por lo que es malsano. Allí es tan caliente que las indígenas andan medio desnudas, algunas totalmente desnudas. La mayor parte de ellas deja el pecho al descubierto y lleva un lienzo de medio metro de tela alrededor de la cadera. Mientras que esto les sienta muy bien a las jóvenes, en las viejas a veces se ve horrible.

 

Santa María Cahabon, A.V.
1900-15 aprox
Colección Maurice de Périgny

 

Como siempre, fui recibido muy amablemente. El nombre Dieseldorff es tan conocido en este departamento como los RothschiId con nosotros. La gente tampoco quería aceptar dinero, pero los obligué a tomarlo, pues hay que hacerlo para obtener un buen nombre, entonces la gente dice:

¡ese es un señor fino!

Como este pedacito es bastante apartado, un extranjero es “a matter of curiosity”: cada quien sabe exactamente quien es, se averigua para qué vino, qué es, en breve, a esa gente se le ofrece materia para conversar por ocho días.

Cahabón es un pueblo de indígenas bastante grande. De Cahabón partí a las seis, llegué a las 12 a Lanquín, que es un pueblo más pequeño, a 1,200 pies de altura y relativamente sano. La gente me dio aquí un fresco (limonada) sin querer aceptar dinero. Lanquín es conocido por su inmensa cueva, de la cual sale un gran río. Este departamento calcáreo es extraño por sus piedras, es decir que es socavado por el agua. Hay derrumbes, cuevas de gran extensión, grandes ríos desaparecen y vuelven a aparecer, eso es algo cotidiano aquí.

De Lanquín fui a Chiacam, la finca que pertenece a von Nostitz, Willie Dieseldorff y Richard Sapper, a donde llegué como a las cuatro. La región de Cahabón y Lanquín no sirve para café. Las piedras son volcánicas y de esquisto; solamente el calcio ofrece buen suelo para el café en este departamento, porque por medio de la descomposición crea una tierra excelente. Próximamente iré otra vez a Purulhá, La Unión, Panima, Sabo, Tucurú, La Tinta, Senahú para relevar al señor Porsche por ocho días. Después tendré que ir a Guatemala para obtener el documento que me acredita como mayor de edad.

 

*. Las fotografías presentadas, no pertenecen a la historia, se emplean con fines ilustrativos.

Más info: Cartas de Erwin Paul Dieseldorff 

About Author

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *