




Cobán, 27 de marzo de 1889
Te asombrarás que estoy de nuevo en Cobán. Llegué aquí en seis días (con un día de descanso). Puedes seguir el camino en el mapa. El primer día hasta Quetzaltenango, de 4:15 A.M. a 3 P.M., en total 1O horas 15 minutos. Partí de Quetzaltenango con el claro de luna. Como el lugar es tan alto, el agua enfría bastante por la noche y hasta se congela. A mí se me enfriaron los dedos de tal manera que hubiera querido gritar. Una hora después de la salida del sol la cosa ya estuvo mejor, a las 7:00 llegué a Salcajá, a las 9:30 a Totonicapán, donde se cultiva trigo y almorcé media hora. A las 6:50 P.M. arribé a Santa Cruz del Quiché, en total 12 horas. Esto me afectó algo y por precaución mejor me quedé en Santa Cruz.
Antes del descubrimiento de América, este pueblo o el lugar a una legua de distancia, fue la capital de Guatemala,[1] de la tribu de los quichés. Las ruinas son extensas. Allí hay palacios y muchas casas de piedra verdaderamente talladas. Como la ciudad era tan poderosa y tan fuerte, los españoles la destruyeron totalmente para estar seguros de ella. La ciudad está sobre ceniza volcánica, casi como todo el país de Guatemala; y como el suelo es muy suave, los ríos lavaron allí profundas y empinadas hendiduras, que se llaman barrancas, a veces no son tan anchas, pero de ninguna manera pasables. Quiché está totalmente rodeada de éstas y es posible entrar sólo por un lugar. La tribu era poderosa, tenía su rey y la ciudad tenía casi unas 80,000 almas. Lamentablemente ya casi sólo quedan cimientos, ya que los españoles destruyeron todo tan radical mente.
De Quiché salí a las 5: 15 y llegué a Chiché a las 7:00, a El Tuluche a las 9:50 y a Joyabaj a las 2:00, en total 8 horas 15 minutos. El camino es monótono y no hay agua. Poco antes de Joyabaj hay un lugar donde los indígenas acumulan el agua del suelo en una poza. El agua es terriblemente sucia, pero ¡cómo me supo el agua! Era agua de barro. Joyabaj mismo es un pueblo pobre de unas mil almas. Perros, marranos, cabras y pavos se peleaban con mi mula por su comida. Tuve que cuidarla todo el tiempo, si no la pobre bestia no hubiera tenido nada que comer.
Las mulas y los machos son mucho mejores que los caballos para viajar aguantan más que los caballos, tienen un paso muy agradable y pueden llevar carga más pesada y soportar hambre, además caminan más seguros y no se tropiezan. Desde luego, siempre hay que proporcionarles buen alimento. Por el día zacate, o sea grama fresca, y por la noche tanto maíz cuanto pueda comer la bestia.
De Joyabaj por Los Altos o la cordillera[2] hacia Cubulco, de 7:50 A.M. a las 5: 00 P.M., en total nueve horas. A las 2:00 estaba otra vez en la cumbre de Los Altos, aquí encontré muchas ruinas viejas y antiguos templos compactos. El camino era bastante difícil, tres horas montaña arriba y tres horas montaña abajo, muchas orquídeas en los árboles secos y nada de agua. Cubulco es un pueblo simpático, indígenas aseados; dormí en el aula de la escuela, en una cama dura, que me prestó amablemente el maestro. Después de tales cabalgatas se duerme bastante bien, sea en una cama, sobre madera o la tierra.
De Cubulco salí a las 5: 45 y llegué a Rabinal a las 9: 30, a San Miguel a las 2:45, a Salamá a las 5: 00, en total 11 horas 15 minutos. Aquí hay buen alojamiento. De Salamá me llevó mi caballo “Lieb”, que había dejado en Cobán, en 11 horas 30 minutos a Cobán, donde llegué ayer a las 4:40. La cabalgata no me fatigó mucho, estoy sano y salvo y de buen ánimo.

1910-25 aprox
Colección Ranhor
Te asombrarás por qué vine a Cobán. La razón es que pienso comprar una finca en la Costa Cuca y por eso vengo aquí para pensar la cosa desde aquí y para pedir la opinión de August y de los otros. La maquinaria de Willie para beneficiar café se quemó. Él está tremendamente infeliz, quiere regresar otra vez aquí a Cobán. Pero Segnitz va a insistir en el contrato, el cual ata a Willie por cinco años. August me dio tu carta del 6 de febrero, que me alegró bastante, sobre todo, el saber que les va bien. Sí, mientras ustedes tienen nieve y hielo, aquí en Cobán ya es primavera y en Miramar y en la costa occidental tan caliente que con gusto les daría algo.
El señor Koch se volvió un hombre rico y se va este año con su señora (de Lubeca) y sus tres hijos (dos muchachos) a Europa por seis meses.
Querida madre, tú me ofreces amablemente dinero, pero tú lo necesitas para ti; como no he ganado nada, los gastos fueron desde luego grandes y ahora estoy en deuda con August, lo cual le pagaré de los 45,000 marcos, esta suma alcanzará para pagar mis gastos. En Cobán no se gasta mucho, sólo en los viajes o cuando hay que comprar una bestia. Ahora he metido $ 400.- en animales, es decir una mula y dos caballos, pero pronto voy a vender uno en $1OO.- lo cual me trae cuenta.
[1] Posiblemente se refiere a Gumarcaaj
[2] Sierra del Chuacús
*. Las fotografías presentadas, no pertenecen a la historia, se emplean con fines ilustrativos.
Más info: Cartas de Erwin Paul Dieseldorff