Por: Juan Pablo Castillo
No hay deporte que genere más lealtad, pasión e identidad como el futbol.
Esta palabra está repleta de múltiples significados y mensajes, históricamente construidos, un pluralismo simbólico que para una afición está cargado de pertenencia, sea esta local, regional o nacional, que la asume con pasión, compromiso, entrega y proximidad, convirtiendo el campo de juego de alguna aldea lejana, la calle del barrio, la cancha o el estadio de una ciudad en un elemento importante de esa identidad.
El estadio Verapaz José Ángel Rossi, como oficialmente ha sido denominado, es un espacio deportivo que destaca por su entorno rodeado de naturaleza, que brinda la experiencia a los espectadores de vivir un encuentro futbolístico desde los cerros rodeados de árboles de pino, pero mas allá de su peculiar forma en que fue construido, hay detrás una historia cargada de nostalgia, de esfuerzo colectivo y de identidad local.
La historia del Estadio Verapaz tiene sus orígenes con la llegada del balompié a nuestra región y es que la práctica de este deporte a pesar de que tuvo sus inicios en Inglaterra a mediados del siglo XIX, pronto se popularizó, expandiéndose por el mundo y llegando a Guatemala a inicios del siglo XX, pronto llamó la atención tanto en la capital como en el interior del país.
Fue así como el deporte de las multitudes llego a Alta Verapaz en la segunda década del siglo XX. Según el artículo “Como Surgió El Estadio” escrito por Oscar Sierra y publicado en la revista Cobán de 1986, fueron los alemanes residentes en Alta Verapaz quienes organizaron el primer club de fútbol, denominado Oxib Pec (expresión en q’eqchi’: Tres Piedras), donde según describe Sierra, “figuraban en su mayoría elementos de nacionalidad alemana y una mínima parte de cobaneros nativos”. Sierra también comenta que para hacerle rivalidad al equipo de alemanes y alentados por el orgullo local, se organizó el Club Social Deportivo Los Veinticinco. Sin embargo, en otro artículo escrito por el cronista Francisco Reyes Narciso con motivo de las bodas de oro de dicho Estadio, relata que fue el Coronel Julio Ponce Vaides luego de egresar de la Escuela Politécnica, quien introdujo la práctica de futbol de manera rudimentaria y organizó junto al Club de Tiradores “2 de Abril” los primeros equipos y enseñó empíricamente este deporte, según Reyes la emigración alemana a la Verapaz posterior a la Primera Guerra Mundial, lo incrementó y lo hizo más popular, el cronista también menciona en su escrito que dentro de los personajes que iniciaron el fútbol en Cobán, se encontraban los Percy Sadik, Martin Frey, Bernardo Burmester, hermanos Sapper, Linden, Bikssel y otros que se conjuntaron e hicieron posible, juntamente con aficionados cobaneros, como los Gonzáles, Morales, García Fetzer, Ventura, Eitles, Prado, Pineda Coronado, Molina Sosa, también menciona entre los primeros equipos formales a Titanis, Oxib Pec, Unión, los 25 y Norte entre los más conocidos.
A lo largo de la historia, en muchos lugares del mundo los estadios nacen bajo formas invasivas en espacios que no son propios para esta práctica deportiva, se comienza jugando en las calles, campos o potreros; posteriormente se especializan en lugares exclusivos para el deporte en general y en la ciudad de Cobán esta dinámica no fue la excepción, los primeros campos de juego se ubicaron en áreas como lo que es hoy el Parque Nacional Las Victorias, los potreros de Chichun, el Carmen, Chiguarrón y Chimax, terrenos que el historiador Reyes los describe como inadecuados por su tamaño y desnivel.
Con el objetivo de disputarse la Copa Centenario, una copa de plata donada por la colonia alemana radicada en Alta Verapaz, y con la necesidad de formalizar sus prácticas, el Club los Veinticinco gestionó ante el agricultor alemán Alfredo Krist, el uso para ese objeto de un campo en el sector de Chichochoc. Cuenta Oscar Sierra que esta área fue por un tiempo el campo oficial para la práctica del futbol, las familias hacían días de campo, almorzaban y disfrutaban de los encuentros futbolísticos, el fervor por el deporte del balompié fue creciendo, los cobaneros vivían con pasión los encuentros de grandes equipos que se fueron conformando como el Lempira y el Atenas que pronto se convirtieron en los favoritos, Oscar Sierra menciona “cada conjunto conserva una estrella alemana, siendo ellos de muy grata recordación: Juan Rohmann del Atenas y Max Quirín del Lempira”, por otro lado cuenta Francisco Reyes en sus apuntes que había una porra que se gritaba a todo pulmón: “Que viva el Lempira que en Chichochoc suspira…” “Que viva el Atenas que en Chichochoc pasa penas…”, luego las visitas de equipos como el campeón nacional de aquella época, el “Germania” hoy llamado Club Social y Deportivo Xelajú M.C. formado en aquel entonces casi en su totalidad por jugadores de origen alemán y que trajo a exhibir el talento de figuras de aquel entonces como Plat, Boen, Suider, Tokppe , Meme Valdez y otros, jugando contra una selección cobanera conformada por jugadores del Lempira y Atenas en donde brillaron Canche Mitles, Juan Rorhan, Pedro Ponce, Pancho Man (Sierra) Antonio Sánchez “Conejo”, Raúl Chenal, Pablo de la Peña, Haroldo Zea “Cotboj” y el portero Zoel Molina Sosa “Checo”. Cabe resaltar que este evento hizo valer y consolidar el deporte del fútbol en Alta Verapaz.
Chichochoc fue el escenario principal del futbol cobanero durante casi una década, pero dicho sector se veía afectado en los tiempos de lluvias, provocando inundaciones y es entonces cuando surge la necesidad de buscar un espacio apropiado que permitiera la construcción de un estadio formal.
El entusiasmo y la escuela dejada por la visita del sub campeón nacional Germania, aumentó el fervor futbolístico y los barrios y zonas de Cobán comenzaron a conformar diferentes equipos , los cuales según menciona Reyes Narciso fueron: “en barrio San Marcos el Dos Águilas, formado por entusiastas aficionados como los Coronado, los Sierra Ponce, Villalobos, en el barrio de Chichún el Azteca de Cotboj Zea, Poncho Ayala y Canche Wasem, el Juventud Verapaz del teniente Telésforo Ara Galicia, los Cacao y Cuguá, el Lux del taxista Mudo Rodríguez”.
Con el crecimiento de equipos surge la necesidad de crear mas canchas de futbol y el entusiasmo por un estadio que reuniera todas las condiciones necesarias tanto para jugadores como para la afición. El cronista Reyes cuenta que Cobán tuvo la suerte de que llegara en esos días -1934- como jefe político y comandante de armas departamental el general Miguel Castro Monzón, a quien Reyes lo describe como entusiasta y trabajador en todos los puestos que desempeñó.
El General Castro convocó en aquel entonces a las entidades de Servicio Social, Deportivas y Culturales, para reavivar el amor a las funciones que por lógica les correspondían entre ellas a la Liga Deportiva, integrada por Arturo Morales de la Cruz, Carlos Chavarría Juárez, José Leonardo, Max Quirín Bogart, Ernesto García Fetzer y Rogelio Fernández a los que encargó buscar un sitio ideal para la construcción de un Estadio.
En su relato, Francisco Reyes Narciso narra que Don Carlos Chavarría que residía al borde del Cerrito de Sapens, recordó que sus hijos iban a jugar fútbol a los rastrojos de la rejoya contigua a Las Victorias, por lo que se llevó a sus compañeros de la Junta Directiva a ver este lugar. Don Max Quirín quien conocía estadios de su tierra lo hizo notar, y todos recalcaron que había condiciones favorables a un gran proyecto, el terreno circulado por bellos pinales, barrancos y paredones naturales y una amplitud bellísima era parte de la finca Chimax propiedad de la firma Sapper y Cia. Ltda., el espacio fue solicitado por la primera Junta Directiva para la construcción del Estadio, la cual presidía el coronel Guillermo Flores Avendaño.
El plano inicial lo hizo el Coronel Everardo Granados, pero el diseño de dicha obra fue modificado por el Director de Obras Públicas de aquella época, Darío Heriberto Paz, quien era un conocido y respetado autodidacta de esos años. Narciso relata que “Don Beto hizo los trazos, bocetos y dibujos que sobrepasaban a la imaginación, los presentó y como en Fuente Ovejuna, todos a una”.
Se dice que en aquel entonces era escasa la ayuda gubernamental para fomentar el futbol, sin embargo el entusiasmo era tal que fue un innumerable número de personas que trabajaron incansablemente en las diferentes fases de construcción, entre distintas agrupaciones, clubes y equipos futbolísticos, funcionarios estatales, artesanos, estudiantes, familias cobaneras e incluso vecinos de otros territorios que enviaban ayuda y que junto a todo un pueblo se entregaron con ilusión para ver terminado el sueño colectivo, entre las anécdotas se cuenta que Miguel Castro Monzón, quien era el Jefe Político de Cobán en ese entonces llegó al punto de desobedecer instrucciones del presidente Jorge Ubico para lograr concluir la obra a tiempo, “no hay tiempo de hacer planificaciones pues en un año tiene que estar, las manos hablan” decía el general y así fue.
Poco a poco el sueño se fue concretando en una realidad, la cancha con su gramilla, porterillas, la pista de arena blanca, después la gran tribuna con su salón y graderíos y una concha acústica que luego fue demolida en época del presidente Carlos Castillo Armas.
El Estadio Verapaz se inauguró junto con la primera feria de Cobán un primero de Agosto de 1936, hubo un gran desfile con carrozas y para el partido inaugural contra el campeón nacional Tipografía Nacional se conformó una selección con los mejores futbolistas de los diferentes clubes de la población, el nombre que eligieron para dicho equipo fue El Imperial, que más adelante se convertiría en el Club Deportivo Cobán Imperial.
En el año de 1986 cuando el Estadio Verapaz cumplió sus bodas de oro se cambio el nombre a Estadio Verapaz José Ángel Rossi, en honor a este personaje que dedicó su vida al futbol, formando semilleros y entregando su amor a este deporte, para ello el acta municipal fue corregida dos veces ya que inicialmente habían colocado el nombre erróneamente, llamándolo José Alberto Rossi y posteriormente José Alberto Ángel Rossi, hasta que finalmente quedo el nombre correcto como homenaje al querido y recordado Abuelito Rossi.
El Estadio que hoy tenemos ha sido reconocido a nivel internacional por su peculiaridad, un programa deportivo de una cadena televisiva en Estados Unidos lo denominó el “Ecológico de América” y ha sido testigo de innumerables eventos deportivos, sociales y culturales, pero más allá de eso simboliza una de las obras que más representa nuestra identidad, el sueño y esfuerzo colectivo de nuestros ancestros, o como lo escribió el exjugador argentino y campeón del mundo Jorge Valdano en su libro Futbol, El Juego Infinito: “En el nacimiento de la sociedad de masas el estadio fue el primer símbolo de integración social” y sin duda tarde o temprano volveremos a los pinos , a las gradas a revivir el sueño colectivo de nuestro antepasados en un grito unísono de gol.
Juan Pablo Castillo
Comunicólogo, graduado de Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en Universidad Rafael Landívar, con Maestría en Comunicación Estratégica e Imagen Institucional
Excelente relato de los más importantes puntos de esta historia nuestra, y, que tiene que ver con el apasionado recorrido por varias disciplinas deportivas, y especialmente el balompíe, por parte de mi tío "José Ángel Alberto Rossi Ponce" - "El Abuelito Rossi"- quien literalmente dedicó su vida y recursos al fomento del deporte.
Estimado amigo Juan, excelente trabajo que en mi caso tiene una especial significación porque tiene que ver con la historia del lugar donde residieron mis antepasados Christ y Wagner. Asimismo, por vivir en el extremo sur del continente americano, la distancia no me permitió conocer los detalles de la actividad futbolística de Cobán y menos de cómo se dieron los primeros pasos para contar con un hermoso estadio.
Lo único que sabía es que un jugador argentino, cuyo nombre ahora no recuerdo, fue a jugar a Guatemala y finalmente se estableció en Cobán incursionando en el rubro gastronómico siendo reconocido actualmente por sus famosas empanadas argentinas.
Nuevamente muchas gracias y felicitaciones.
Le envío un cordial saludo patagónico.
Un saludo de estas tierras cobaneras.
Le comento el nombre del argentino que efectivamente vive por acá y ya con descendientes es Hector Julian Trujillo . Que tuvo destacada participación en el fútbol del país.