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¿Caballo para caballos?

Jorge Wagner

Los resultados que ha obtenido la página Verapaseando por la historia, han sido enriquecedores, más que observar fotografías, se ha logrado que las mismas sean el pretexto perfecto para compartir historias, reunir a familias, enseñar y hasta preguntarle a los abuelos y personas cercanas si ¿conocieron los lugares o las personas retratadas?, ¿cómo era esa época?, ¿algún familiar o pariente aparece en dichas fotografías?

Todo lo anterior, logra los objetivos por los cuales nació dicho sitio, mismos que compartí desde el inicio con Ingui Zeceña durante su exposición “Cobán, lugar y tiempo”. La exposición de mi colega tan solo es el parte aguas de un proyecto de rescate y preservación de la memoria histórica cobanera, que también resalta la necesidad de conservación de la ciudad y de crear espacios culturales que enriquezcan la vida de los habitantes; previo a la exhibición de las fotografías se investigó, restauró fotografías, se ubicó las temporalidades, personajes y eventos, se entrevistó y hasta documentó a los pocos actores que aún quedan entre nosotros para transmitir a las nuevas generaciones no solo el amor por el terruño, sino lo que significa y ha significado Cobán y las Verapaces en la vida de sus habitantes.

Poco tiempo después de la muestra, nace Verapaseando por la historia, un proyecto encaminado a vincularnos cada vez más con el Cobán y las Verapaces de antaño, contando historias y viajando por el tiempo. Uno de los primeros resultados alcanzados fue ponernos en contacto con Tomás Heger Wagner, descendiente de las familias Christ-Wagner. Su bisabuelo paterno Jose Christ fue dueño de la finca Magdalena, actual plaza Magdalena; su bisabuelo materno Jorge Wagner herrero y mecánico reconocido en las fincas. A través de la comunicación establecida con Tomás se logró intercambiar fotografías de su familia, las cuales se encuentran en el álbum de colaboración de la página; se suma a lo anterior el tiempo tomado para transmitir la historia familiar.

Durante mi infancia y parte de mi adolescencia, al igual que cientos de cobaneros, recuerdo el “caballito de bronce” que se encontraba en la esquina de la casa de las hermanas De León, en su momento me explicaron que sirvió en años anteriores para amarrar los caballos, medio de transporte común en décadas pasadas. Con el transcurso de los años olvide el “caballito” hasta que por una casualidad y necesidad me acerque a la venta de materiales “Tzalampec” ubicado en la entrada lateral de la antigua casa de las hermanas De León, para mi sorpresa, volví a toparme cara a cara con el “caballito” llegando a mi memoria alegres recuerdos de mi infancia.

 

En la primera semana de la página Verapaseando por la historia, Tomás Heger Wagner me compartió lo siguiente:

“Como adjunto va la fotografía de uno de los amarraderos que fabricaba mi bisabuelo Jorge Wagner. Solamente le falta la argolla que llevaba colgando en la boca de la cabeza del caballo y donde precisamente se ataba al animal. Según me comentaron estos existieron por muchos años en las ochavas y veredas especialmente frente a comercios. Con el paso del tiempo y el mejoramiento de las calles fueron desapareciendo.

Otra versión que escuché era que fabricaba y/o instalaba pequeños generadores de energía eléctrica que los hacía funcionar aprovechando un curso de agua. De esa manera y en aquellos viejos tiempos, algunos colonos tuvieron la oportunidad de usufructuar la electricidad en sus fincas.”

Así que por casualidad y causalidad hemos dado con el autor de dicho “caballito”, ahora quedará el trabajo de iniciar una investigación formal para seguirle los pasos a las demás piezas de la época, ¿si aún se conservan?, ¿dónde están?, ¿quiénes las tienen?, ¿por qué las tienen?

Como un adelanto acercar de dicha investigación, podemos compartirles que en las primeras colonizaciones del siglo XIX, el caso de los belgas en Santo Tomas de Castilla “Abottsville, 1842”, muchos de los colonos, alemanes, suizos, francés, belgas y demás nacionalidades que fundaron dicha colonia, fueron artesanos que vinieron buscando nuevas oportunidades a América, ya que Europa iniciaba la industrialización, quedando el trabajo artesanal anulado obligándolos a migrar, a lo anterior se suman las crisis agrícolas/económicas de la época.

Agradecemos en nombre de Verapaseando por la historia, a Tomás Heger Wagner por los datos históricos, familiares y las fotografías del caballo de bronce que ilustran este artículo, todo lo anterior enriquece sustancialmente la historia de nuestro Cobán.

Juan Moncada

Verapaseando por la historia

 

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