Guillermo Klug proveniente de Hamburgo, Alemania, residió en Guatemala desde finales del siglo XIX, 40 años recorriendo el país centroamericano le valieron para considerarla su segunda patria, y puntualmente resalta a la Alta Verapaz como el lugar donde pasó los años más felices de su vida.
Guillermo nació en Hamburgo, Alemania el 16 de enero de 1869, fue el menor de los tres hijos de la unión de Adolfo Klug (Ɨ1869) y Otilia Kindt de Klug (Ɨ1871). Quedó huérfano a los 2 años de edad y fue su prima Rafaela Kindt quien cuidó de él hasta el día de su muerte.
Al concluir sus estudios en 1877, eligió como profesión la carrera mercantil, trabajó como aprendiz 3 años en una casa importante que se dedicaba a la exportación de mercaderías a México; fue por esos años y experiencias que aprendió detalles del idioma castellano y donde descubrió el deseo por perfeccionar sus conocimientos de ultramar.
Previo a emprender el viaje a ultramar, cumplió el servicio militar, obligatorio por aquel entonces para los ciudadanos alemanes, el cual realizó en caballería por un total de 365 días.
A finales de 1892 junto a su buen amigo Antonio Runge se embarcaron rumbo a Guatemala; recibieron una contratación por Juan Zelck para laborar en su almacén de mercaderías ubicado en Cobán, Alta Verapaz.
Luego de 2 años detrás del mostrador y no gustándole ese trabajo compró la finca La Providencia ubicada en San Cristóbal Verapaz, inmueble que 10 años después fue vendido debido a las malas condiciones del mercado cafetalero por aquel entonces.
Fue administrador de fincas en el departamento de Quetzaltenango, sin embargo, esa distancia le hizo reconocer el cariño por la Alta Verapaz, razón por la cual regresó. Pasó 6 años en casa de la familia Schilling, tiempo durante el cual trabajó en Chimax, inmueble al que describe como “centro de una importante empresa de fincas de café”.
Durante ese tiempo conoció a Angelina Mejía,
“madre amorosa de mis hijos y a la que aún agradezco los años felices que he pasado al lado de ella venciendo conmigo los contratiempos que no dejan de ocurrir en ningún hogar”.
Desde 1920 trabajó para la casa Dieseldorff & Co. como administrador de libros en el almacén de mercaderías, puesto que ocupó hasta 1933.
Luego de dejar el puesto volvió a Hamburgo, desde 1933 hasta 1939 su vida la describe como tranquila, hasta la llegada de la Guerra Mundial.
“Me faltan palabras para describir las horas de ansiedad durante días y noches que pasamos mi prima Rafaela y yo con otros habitantes en el sótano de nuestra casa mientras que las bombas explosivas cayeron alrededor; estuvimos durante 6 años a merced de Dios”
Su prima Rafaela Kindt, hija de Adolfo Kindt, único hermano de su madre, fue su fiel compañera, desde la niñez hasta la vejez, cuidó de él hasta sus últimos días.
“A mi edad la muerte puede llegar a cada momento, pero sea como fuera, al exhalar mi último suspiro, lo haré pensando a mi querida familia en Cobán haciendo votos por su felicidad”
Las cartas que aquí se presentan son una adaptación de la traducción original e incluyen el pie de página directamente, en el caso de que aplicaran.
Las fotografías en las siguientes publicaciones son únicamente con fines ilustrativos, pues no aparecen los personajes en mención dentro del texto.
Que las disfruten.
Ingui y Juan
Verapaseando
Referencias
Klug, Guillermo
1948 “Carta a Angelina, hijos y querido yerno”, enviada desde Hamburgo, junio 1948.
Wagner Henn, Regina.
1997 Una carta de Wilhelm Klug. La Alta Verapaz, 1892, en Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, Año 73, Tomo 72, enero a diciembre 1997, Guatemala.
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